• El semáforo de alerta volcánica permanece en amarillo, porque ha mantenido un nivel estable desde hace cuatro años, informó Servando de la Cruz, del Instituto de Geofísica de la UNAM• Los niveles máximos se presentaron en los años 2000 y 2001, refirió
En los últimos días, el volcán Popocatépetl presentó un nivel de actividad normal; las exhalaciones de baja intensidad, acompañadas de vapor de agua y gas, visibles en la primera quincena del año por las condiciones atmosféricas favorables en algunas zonas de la Ciudad de México, constituyen una muestra de ello, aseguró Servando de la Cruz Reyna, del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
De acuerdo con el sistema de monitoreo, destacó, los parámetros se mantienen sin cambios significativos. El semáforo de alerta volcánica continúa en amarillo, fase dos.
Según el reporte realizado por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), en coordinación con la UNAM, “se mantiene la probabilidad de los siguientes escenarios: exhalaciones moderadas, algunas con emisiones de ceniza; explosiones esporádicas de nivel bajo a moderado, con probabilidad de emisión de fragmentos incandescentes a corta distancia del cráter y leve incandescencia en el cráter del volcán, observable durante la noche”.
En su informe, que se actualiza cada 24 horas y está disponible en la página http://www.cenapred.unam.mx/cgi-bin/popo/reportes/ultrep.cgi, la entidad recomienda continuar con el radio de seguridad de 12 kilómetros en torno al volcán, y seguir con tránsito controlado entre Santiago Xalitzintla y San Pedro Nexapa, vía Paso de Cortés.
Si el Popocatépetl presentara un aumento de actividad, recalcó De la Cruz, se tomarían las medidas precautorias necesarias, incluso, si fuera el caso, la evacuación de poblaciones cercanas. “Sin embargo, dada la actividad previa de los últimos dos o tres años, ese escenario es poco probable; en días recientes no hay evidencias que marquen en tal dirección”, reconoció.
Actividad volcánica
Entre los años 1997 y 2001, recordó el vulcanólogo, el coloso emanó hasta 200 exhalaciones por día, y las columnas de ceniza midieron hasta ocho kilómetros de altura sobre la cima.
A partir del 2001, registra actividad baja pero persistente, con episodios de reactivación leve en 2003. La tendencia, en promedio, ha sido a la baja, de acuerdo con el universitario.
Si en el futuro se mantiene el mismo nivel y no se detectan evidencias de que los remanentes de lava viscosa acumulados en el fondo del cráter, conocidos como domo, pudieran explotar, “se consideraría la posibilidad de bajar el semáforo de alerta a color verde”, adelantó el integrante del Departamento de Vulcanología del IGf.
La decisión dependería del Sistema Nacional de Protección Civil, con sustento en las recomendaciones del Comité Técnico Científico Asesor, establecido en 1994 para evaluar la actividad del volcán. Lo integran investigadores de la UNAM, del Cenapred y de otras instituciones.
Cuidar a Don Goyo
El nombre Popocatépetl proviene del náhuatl, compuesto por los vocablos Popoca, “que humea”, y tepetl, “montaña o monte”, significa “montaña que humea”.
Es un volcán de forma cónica simétrica, unido por la parte norte con el Iztaccíhuatl, mediante un puerto montañoso a tres mil 600 metros de altura sobre el nivel del mar, conocido como Paso de Cortés. Tiene glaciares perennes en la punta de la montaña, y es el segundo más alto de México, con una altura máxima de cinco mil 452 metros sobre el nivel del mar. Cubre un área de 500 kilómetros cuadrados, y abarca los estados de Puebla, México y Morelos.
El monitoreo de su actividad comenzó en 1989, cuando la UNAM instaló la primera estación para ese fin en la zona de Tlamacas. En 1994, recordó De la Cruz, el Cenapred, en colaboración con la Universidad Nacional y otras instituciones, estableció la red de monitoreo y alerta para determinar en qué momento la población y las autoridades de Protección Civil deberían activar las acciones correspondientes de prevención y auxilio.
La red de monitoreo del Popocatépetl consta de 25 estaciones remotas y una central de adquisición y procesamiento de datos, localizada en las instalaciones del Cenapred. Las estaciones de campo están ubicadas en las faldas del volcán, en altitudes entre los dos mil 500 y cuatro mil 450 metros.
Puesto en marcha en 1995, el semáforo de alerta volcánica es el mecanismo para informar sobre “los diferentes niveles de peligro que presenta la actividad del Popocatépetl”, de acuerdo a la página web del Centro.
Utiliza tres colores (verde, amarillo y rojo) para determinar el nivel de peligro para las poblaciones aledañas, y las indicaciones preventivas para evitar daños graves.
“Desde 1995, ha permanecido en color amarillo, con excepción del año 2000, cuando localmente se mantuvo en rojo por unos momentos para decidir la evacuación preventiva de las localidades cercanas más vulnerables”, recordó.
Las últimas erupciones importantes del volcán ocurrieron entre el 18 de diciembre del año 2000 y el 22 de enero de 2001, lo que obligó a más de 41 mil personas a abandonar sus hogares como medida precautoria.
En los últimos días, el volcán Popocatépetl presentó un nivel de actividad normal; las exhalaciones de baja intensidad, acompañadas de vapor de agua y gas, visibles en la primera quincena del año por las condiciones atmosféricas favorables en algunas zonas de la Ciudad de México, constituyen una muestra de ello, aseguró Servando de la Cruz Reyna, del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
De acuerdo con el sistema de monitoreo, destacó, los parámetros se mantienen sin cambios significativos. El semáforo de alerta volcánica continúa en amarillo, fase dos.
Según el reporte realizado por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), en coordinación con la UNAM, “se mantiene la probabilidad de los siguientes escenarios: exhalaciones moderadas, algunas con emisiones de ceniza; explosiones esporádicas de nivel bajo a moderado, con probabilidad de emisión de fragmentos incandescentes a corta distancia del cráter y leve incandescencia en el cráter del volcán, observable durante la noche”.
En su informe, que se actualiza cada 24 horas y está disponible en la página http://www.cenapred.unam.mx/cgi-bin/popo/reportes/ultrep.cgi, la entidad recomienda continuar con el radio de seguridad de 12 kilómetros en torno al volcán, y seguir con tránsito controlado entre Santiago Xalitzintla y San Pedro Nexapa, vía Paso de Cortés.
Si el Popocatépetl presentara un aumento de actividad, recalcó De la Cruz, se tomarían las medidas precautorias necesarias, incluso, si fuera el caso, la evacuación de poblaciones cercanas. “Sin embargo, dada la actividad previa de los últimos dos o tres años, ese escenario es poco probable; en días recientes no hay evidencias que marquen en tal dirección”, reconoció.
Actividad volcánica
Entre los años 1997 y 2001, recordó el vulcanólogo, el coloso emanó hasta 200 exhalaciones por día, y las columnas de ceniza midieron hasta ocho kilómetros de altura sobre la cima.
A partir del 2001, registra actividad baja pero persistente, con episodios de reactivación leve en 2003. La tendencia, en promedio, ha sido a la baja, de acuerdo con el universitario.
Si en el futuro se mantiene el mismo nivel y no se detectan evidencias de que los remanentes de lava viscosa acumulados en el fondo del cráter, conocidos como domo, pudieran explotar, “se consideraría la posibilidad de bajar el semáforo de alerta a color verde”, adelantó el integrante del Departamento de Vulcanología del IGf.
La decisión dependería del Sistema Nacional de Protección Civil, con sustento en las recomendaciones del Comité Técnico Científico Asesor, establecido en 1994 para evaluar la actividad del volcán. Lo integran investigadores de la UNAM, del Cenapred y de otras instituciones.
Cuidar a Don Goyo
El nombre Popocatépetl proviene del náhuatl, compuesto por los vocablos Popoca, “que humea”, y tepetl, “montaña o monte”, significa “montaña que humea”.
Es un volcán de forma cónica simétrica, unido por la parte norte con el Iztaccíhuatl, mediante un puerto montañoso a tres mil 600 metros de altura sobre el nivel del mar, conocido como Paso de Cortés. Tiene glaciares perennes en la punta de la montaña, y es el segundo más alto de México, con una altura máxima de cinco mil 452 metros sobre el nivel del mar. Cubre un área de 500 kilómetros cuadrados, y abarca los estados de Puebla, México y Morelos.
El monitoreo de su actividad comenzó en 1989, cuando la UNAM instaló la primera estación para ese fin en la zona de Tlamacas. En 1994, recordó De la Cruz, el Cenapred, en colaboración con la Universidad Nacional y otras instituciones, estableció la red de monitoreo y alerta para determinar en qué momento la población y las autoridades de Protección Civil deberían activar las acciones correspondientes de prevención y auxilio.
La red de monitoreo del Popocatépetl consta de 25 estaciones remotas y una central de adquisición y procesamiento de datos, localizada en las instalaciones del Cenapred. Las estaciones de campo están ubicadas en las faldas del volcán, en altitudes entre los dos mil 500 y cuatro mil 450 metros.
Puesto en marcha en 1995, el semáforo de alerta volcánica es el mecanismo para informar sobre “los diferentes niveles de peligro que presenta la actividad del Popocatépetl”, de acuerdo a la página web del Centro.
Utiliza tres colores (verde, amarillo y rojo) para determinar el nivel de peligro para las poblaciones aledañas, y las indicaciones preventivas para evitar daños graves.
“Desde 1995, ha permanecido en color amarillo, con excepción del año 2000, cuando localmente se mantuvo en rojo por unos momentos para decidir la evacuación preventiva de las localidades cercanas más vulnerables”, recordó.
Las últimas erupciones importantes del volcán ocurrieron entre el 18 de diciembre del año 2000 y el 22 de enero de 2001, lo que obligó a más de 41 mil personas a abandonar sus hogares como medida precautoria.
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